El cambio climático y las deficientes prácticas de manejo agrícola y forestal han degradado, erosionado y contaminado vastas superficies de suelos productivos en Chile, lo que nos tiene en una situación tan crítica como ocurre con la escasez hídrica.
El tema es clave. El suelo es el principal recurso para alimentar a la población nacional y mundial, que cada vez es más demandante.
Al
igual que está ocurriendo con los recursos hídricos, la velocidad actual de
pérdida hace que sea posible que lleguemos a un momento en que no exista una
superficie de suelos suficiente para alimentar a una población creciente y cada
vez más demandante, tanto en cantidad como en calidad de alimentos.
Chile
es uno de los pocos países de la OCDE que al presente no cuenta con una Ley de
Protección de Suelos, aun cuando diferentes sectores lo han solicitado por
décadas. Esto es inexcusable si se reconoce al suelo como el principal recurso
para alimentar a la población nacional y mundial, y mantener la vida en la
Tierra tal cual la conocemos.
Los cambios en las dietas de la sociedad contemporánea exigen un uso muy intensivo del suelo, principalmente por el aumento de la demanda de carne y productos lácteos, que se traduce en incrementos de más de 1.000 millones de toneladas de cereales y 200 millones de toneladas de productos ganaderos para el 2050.
La
gran mayoría de los suelos cielos han perdido sus propiedades físico-químicas
y, como consecuencia, estos dejan de ser productivos ya que se encuentran
agotados y empobrecidos. Algunos de los motivos que favorecen a la degradación
son la explotación de aguas subterráneas, la agricultura y ganadería extensiva,
la tala intensiva, la construcción de núcleos urbanos o los incendios
forestales. También existen pérdidas debido a los procesos de desertificación y
erosión y muchos de ellos presentan contaminantes, procedentes de las
actividades industriales, agrícolas y ganaderas, sin dejar atrás, la deposición
ilegal de residuos por parte del ser humano. Se deben desarrollar instrumentos
de gestión ambiental, ordenación del territorio y establecer mediante leyes los
niveles de concentración de contaminantes.
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